
A diferencia de Saussure, a Peirce no le preocupaba el funcionamiento de la lengua; le interesaba saber cómo el hombre conoce la realidad: La semiótica permitiría indagar en la relación que el hombre establece con el mundo.
Peirce desarrolla la siguiente definición de signo: un signo es algo que está para alguien en lugar de otra cosa en algún aspecto o carácter. Cualquier cosa puede serlo entonces, siempre que se establezca esa relación. Esa otra cosa se denomina el objeto del signo. El signo es, por lo tanto, la relación no la entidad: Para el autor, no hay cosas que son signos y cosas que no lo son, sino que todo lo que se introduzca en esa relación (una imágen, una letra, una fórmula, una palabra o hasta un discurso completo) puede ser un signo.Para que algo sea signo de otra cosa, esa otra cosa ya debe ser un signo. ¿Qué quiere decir esto? Si puede leerse una huella como signo del paso de un perro, debemos haber conocido lo que es un perro, y por lo tanto ya haber construido el signo "perro". El hecho de que todo "objeto" del signo sea ya un signo implica que el conocimiento siempre tiene como objeto otro conocimiento y nunca se accede a una "realidad" anterior al pensamiento. Esto no quiere decir que existan solamente signos. Peirce no niega la existencia del mundo, sino que rechaza la posibilidad de conocerlo por fuera de los signos.
Entre las diferentes clasificaciones de los signos que presenta Peirce, veremos aquella qu elos agrupa de acuerdo con la relación que tienen con el objeto que representan. Así, un dibujo de un gato, una huella de un gato y la palabra "gato", son signos del objeto gato. Sin embargo, es obvio que cada uno lo representa de distinta manera:
- El dibujo representa al gato porque es -en alguna medida- similar a él. Los signos que representan a su objeto por similaridad se llaman iconos. El icono es un signo que muestra la misma cualidad o conjunto de cualidades que su objeto, entabla con el una relación analógica (son ejemplos los dibujos, los diagramas y lo mapas)
- La huella no representa al gato en virtud de su similaridad, sino que la relación se produce por proximidad. La experiencia nos dice que la huella y el gato van juntos, que la primera se desprende de la segunda y, por eso, vinculamos la huella como signo del objeto gato. Este tipo de signos se denominan índices, y se caracterizan por llamar la atención sobre su objeto, indicarlo, señalarlo (palabras como los pronombres personales -ése, éste, aquél- o demostrativos -aquí, allá- funcionan como ínices, ya que llaman la atención sobre aquello a que se hace referencia y conectan la frase con la situación en la que se la dice)
- La palabra "gato" ni se asemeja al objeto ni está próxima a este. Su relación se establece por convención, por hábito o por una ley. En este caso, Peirce habla de símbolos. Las palabras de una lengua son símbolos porque su relación con el objeto es por convención. Otros símbolos serían la paloma de la paz (con respecto al objeto paz), la Bandera Argentina (respecto de la Nación Argentina), el silbato del árbitro, como señal de que comenzó el partido, el semáforo en rojo, como obligación de detenerse, etc.
Ahora bien, en la comunicación social no es posible encontrar casos puros de iconos, de índices o de símbolos. Estas relaciones se dan mezcladas.
- Con respecto al objeto paz, la paloma es un símbolo
- Con respecto al objeto paloma, la paloma es un icono, pues se trata de una imagen
Otro ejemplo:
Los baños en lugares públicos suelen representarse con estos signos.
- Es un índice con respecto a baño
- Es un icono con respecto al varón o a la mujer
- Pero en realidad, ninguna mujer tiene cabeza redonda, sin pelo, y la ropa en forma de trapecio. Por lo tanto, está operando un proceso simbólico, porque lo reconocemos por convención.
En otras palabras, en la vida social cada signo no establece una única relación con su objeto. Más bien nos encontramos ante distintos niveles de funcionamiento.
Cuando nos comunicamos con otra persona, según Peirce, se ponen en juego procesos de significación de estos tres tipos. En el ámbito de la comunicación no verbal -los gestos, las miradas, las distancias- son indicaciones sobre qué nos están diciendo, qué le pasa al que nos está hablando, etc., y como tales pueden ser considerados como procesos indiciales, es decir, índices.
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