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Escritores de la Libertad

El 29 de abril de 1992 comenzaron los disturbios sociales y raciales más violentos hasta la fecha en la ciudad de Los Ángeles, cuando un juez absolvió a cuatro policías blancos que habían dado una brutal paliza a Rodney King, un muchacho negro que fue perseguido y golpeado brutalmente, a pesar de que un medio de comunicación había filmado y difundido todo. Fueron seis días de protestas y saqueos que dejaron una secuela de cadáveres y resentimientos. Debido a esta semana trágica, se proclamó el sistema de educación integrado que obligaba a conformar clases con miembros de todos los grupos raciales: negros, latinos, asiáticos, blancos, etcétera. Pero esta solución burocrática no resolvía el problema esencial. La violencia y la guerra de pandillas conformaban, y quizás aún conforman, la cotidianidad de Long Beach (y de cuantos lugares más).


En ese contexto, la maestra de literatura Erin Gruwell, hija de un luchador por los derechos civiles de los años sesenta, pide integrarse a la secundaria Woodrow Wilson para participar de la “educación integrada”. En lugar de hallar un programa educativo basado en la igualdad de oportunidades, encuentra un clima de tensión racial, intolerancia, desesperanza y discriminación, como ocurría a nivel social.
Los alumnos asignados al aula 203 son los clasificados como casos perdidos, imposibles de enseñar, incapaces de aprender; un grupo de ‘intocables’ que deben superar todo tipo de circunstancias: pobreza, mala educación, historial criminal, drogadicción, etc.


La misma Enrin Gruwell cuenta: “Son los chicos los que se discriminan entre sí al llegar al instituto. Crean territorios en función de la raza, la pandilla, el lado de la calle en el que viven o el autobús en el que han venido a clase. Era desolador contemplar la clase y ver cómo eran ellos mismos los que creaban la separación” y comprende que tendrá que enfocar sus clases de un modo poco convencional. 

Un día intercepta una caricatura racista (un retrato de un estudiante afroamericano con labios y nariz exageradamente acentuados) y por primera vez pierde la compostura ante sus alumnos. Ofendida por el dibujo, Erin lo compara con las caricaturas de los judíos hechas por los nazis como forma de generar el odio racial que justificó el Holocausto. Luego se da cuenta de que pocos de sus alumnos saben lo que fue  y comprende que tiene que encontrar una forma nueva de plantear sus clases para llegar a ellos. “No sabían lo que era el Holocausto. Traté de explicarles el paralelo que existía entre la discriminación y el dolor, pero no entendían estos términos. Todos ellos habían sufrido discriminación pero no lo entendían cuando la veían expresada con palabras. Empecé a gritarles, perdí el control por primera vez. Ya no era una persona simpática y animosa. Al verme tan airada, tan llena de pasión, me miraron y empezaron a pensar que iba en serio.”

Erin acierta en la estrategia de preguntarles cuántos de ellos habían recibido disparos, cuántos habían perdido amigos en tiroteos, cuántos tenían familiares o amigos presos... todos levantan la mano. Al ver cuánto tenían en común, las divisiones entre ellos comienzan a disolverse y se disponen a compartir, mostrar y comparar las heridas de vida que tenían. Erin ve cómo los grupos comienzan a hablar entre sí por primera vez, intercambiando sus historias. Hubo un momento de silencio; Erin se había ganado su respeto porque nadie en su posición los había mirado de verdad. El hielo se había roto y Erin vio el efecto que les había producido hablar de las víctimas del Holocausto; fue entonces cuando se le ocurrió hablarles de “El diario de Ana Frank” y de otras historias sobre la intolerancia y las penalidades vividas por jóvenes como ellos.
Deseosa de aprovechar el interés que había despertado en sus alumnos, comienza a proponerles materiales de todo tipo, desde “Noche” de Elie Weisel hasta las canciones del rapero Tupac Shakur. “Decidí no bajar el nivel, no consentirles como si fueran niños pequeños. Quería que vieran la relevancia de los textos que tenía en mi programa, ya fuera un soneto o un libro como 'La Odisea'. Quería que los conectaran con su vida, que las palabras saltaran de la página impresa y cobraran sentido para ellos. Al principio no entendían qué tenían que ver con ellos Homero o Shakespeare. Pero debían entender que todos esos escritores habían vivido su propia odisea; quería que aplicaran esa lección a su propia experiencia, para validar lo que eran en la vida. Quería crear un puente entre los libros y su formación vital, enseñarles que la educación tiene una gran fuerza liberadora y es un instrumento igualitario. Estudiar no significaba que tuvieran que renunciar a sus valores propios, a su experiencia; pero era importante que entendieran que ahí afuera les esperaba un mundo de oportunidades".
Swank y Gruwell
Así surge en ella la idea de darles cuadernos para que se expresaran como quisieran, con un dibujo, un poema, o un diario escrito. Los resultados fueron asombrosos: por primera vez los chicos del aula 203 comprendieron el lugar que ocupaban en el mundo viendo que había alguien dispuesto a escuchar lo que tenían que decir. La actriz que interpreta a Erin, Hillary Swank, también es productora ejecutiva de la película y comenta:
“Me parece increíble que Erin supiera ver el parecido existente entre Ana Frank y sus estudiantes. Ana sufrió a causa de su religión y cuando Erin vio que los chicos se identificaban con esto, pensó que quizá podría animarles a leer un libro y empezar a escribir algo. Quizá no hicieron un análisis de texto pero empezaron a escribir y en última instancia eso fue lo importante”.
Un grupo de estudiantes etiquetados como "imposibles", que al principio no se soportaban entre ellos, se convirtieron gracias a una persona que supo verlos sin prejuicios, libre de estereotipos y que realmente creyó en ellos, en una gran familia que les proporcionaba a cada uno de ellos apoyo y sentido de la identidad. Esta familia, a los que en principio sólo unía su falta de futuro, empezaron a llamarse con orgullo a sí mismos los Escritores de la Libertad.

El elenco de la película junto a Erin y los Escritores de la Libertad

La película Escritores de la libertad está basada en una historia real. Los diarios escritos por los estudiantes fueron compilados en el libro "The Freedom Writers Diary", que hizo posible esta película.
Después del libro, publicado en los noventa, Gruwell y los estudiantes formaron la Freedom Writers Foundation, que tiene el ambicioso objetivo de llevar sus métodos novedosos a otros institutos del país.


 







Fuente: Notas de producción Universal Pictures.
Música de la película: The song of common - I have a dream! (Haciendo referencia a la frase del famoso discurso de Martin Luther King, gracias al cual se extendería por todo el país la conciencia pública sobre el movimiento de los derechos civiles y se consolidaría como uno de los más grandes oradores de la historia).

8 comentarios:

Julián Zabalegui dijo...

la mejor pelicula leeeeeeeeeeejos!
la verdad muy interesante, TIC la mejor pelicula nos trajiste (Y

Ivana dijo...

Es una peicula muy importante, porque te uenta una verdadera realidad,los chicos viven en un mundo muy aislados y no saben la historia y lo que pasa en el mundo. Me gusto mucho.
Ivvvvvi. L

Diego dijo...

TIC, ya vi la pelicula y ahora estoy terminando el trabajo. Me parecio muy interesante porque podemos aprender muchas cosas sobre esta pelicula, ya sea sobre la discriminacion o como tratarse en el aula. Espero que veamos otra como esta porque estubo muy bien elegida.
MAÑANA TE LA LLEVO

Anónimo dijo...

UNA HISTORIA QUE CADA DIA ES REFLEJADA EN MUCHAS ESCUELAS Y UNIVERSIDADES DONDE LOS PROFESORES MUCHAS VECES SE OLVIDAN QUE SOLAMENTE NO ES DAR CLASES ES COMPENETRARSE CON LOS ESTUDIANTES COMPRENDERLOS HOY DONDE LA VIOLENCIA EN LAS ESCUELA Y DISCRIMINACION SON MAS COMUNES OJALA MUCHOS PUDIERAN LEERLO Y APLICARLO FELICITACIONES GRN TRIUNFO

Anónimo dijo...

Vi la la pelicula por mi mama. Me gusto tanto que la compre y la vi un monton de veces. En parte identifica a mi familia. Mis papas son docentes, ambos y viven esa realidad dia a dia. Cuando me cambie de escuela pude experimentar todo eso personalmente y admiro lo que hiso Gruwell. He tenido docentes que fueron una basura de personas y he tenido otros... que han sabido educar

El profe de TIC dijo...

Muchas gracias por dejarnos sus experiencias y opiniones. En esta materia creemos muchísimo en la posibilidad de comunicarnos cada día mejor y en aprender unos de otros y escucharnos para construir un aula donde todos podamos sentirnos "casi como en casa".
De ahí, una ciudad mejor también es pensable.
Y quien sabe.
Este es el desafío.

Anónimo dijo...

hola flo olivares

Anónimo dijo...

hoola cata

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