Lenguaje. Medios. Estereotipos. Discriminación.
¿Qué decis?
En la película Escritores de la Libertad veíamos la misma realidad, en otra parte. Un hombre que es golpeado por cuatro policías. Alguien filma todo. Los policías son juzgados y liberados como inocentes. El hombre brutalmente golpeado era "solo un negro". Los policías: blancos.
Hoy en Arizona se ha promulgado la ley de inmigración, y son muchas las personas que están trabajando para que sea completada y se pueda detener a una persona en la calle solo por tener cara de "inmigrante" (¿?).
En EE.UU. se han construidos enormes muros en las fronteras. Grandes carteles cuelgan de ellos con la inscripción "Stay away. Stay alive" (mantente lejos, mantente vivo). Más de lo mismo. Más de miedo y odio a los que no son como yo, a esos a los que puedo echarle la culpa de todos mis males y desaparecerlos junto con ellos. Como lo fueron los judíos para los nazis, los subersivos para los dictadores... como los pobres para la clase media y alta de nuestro país.
En la Argentina neoliberal, la pobreza es algo más que una situación individual, familiar o microsocial: tiene una dimensión pública en tanto que es objeto de acciones, discursos y políticas. No cabe duda de que en los años recientes las consecuencias del capitalismo neoliberal sobre las clases populares –desempleo, pobreza e indigencia, desnutrición infantil y otros problemas sanitarios- adquirieron dimensiones inéditas, mientras que las clases dominantes se vieron favorecidas por una creciente concentración del ingreso. Por lo tanto, se extremaron las distancias sociales.
Paralelamente al proceso de empobrecimiento brevemente mencionado, y tal vez como factor interviniente del mismo, los sectores sociales más castigados viven un proceso de “culpabilización”: el delito, la inseguridad, la violencia, son presentados por los medios como un constituyente habitual de la vida cotidiana, no asociados con la peligrosidad de ciertos individuos sino con la de determinados grupos sociales, "los pobres", a quienes se señala directa o indirectamente como principales y solitarios responsables del aumento de la inseguridad urbana. Esto no implica negar que pueden cometer delitos, sino puntualizar que raramente aparecen representados en otra condición que no sea la de victimarios (si una persona pobre aparece en los medios, la mayoría de las veces será en la sección "policiales" y con la "inseguridad" por tema) lo que no ocurre con las otras clases sociales. De esta manera, los medios han moldeado un estereotipo del delincuente que funciona como marco de referencia para interpretar tanto el hecho delictivo como la noticia que de él se construye.
No sólo son culpables de su pobreza, sino también de quejarse por ella y por sus derechos ignorados.
El término "piqueteros" para designarlos cuando reclaman adquirió un significado fuertemente negativo y asociado al delito. La utilización de pañuelos en la cara por varios de ellos, para evitar ser identificados en las filmaciones policiales, fue una de las excusas para su criminalización. Estas muchedumbres son presentadas por los medios como una horda peligrosa que sitia la ciudad, que invade un territorio que no le pertenece. El acontecimiento de una protesta se construye, de esta manera, a partir de sus efectos y no desde sus causas: el hambre, el desempleo, el frío... Los desocupados-piqueteros son incluidos en las agendas periodísticas solo como provocadores del caos en el tránsito urbano, figura que tiene un doble significado: demoniza al manifestante y sobredimensiona el supuesto perjuicio provocado por la protesta.
Refuerzan así el discurso de la exclusión, reactivan imaginarios discriminatorios, personifican la amenaza y generan miedos y ocultan el debate de fondo: ¿Cuáles son los ladrones de sumas millonarias que dejan un país de enormes riquezas en las más grande de las miserias, donde millones de personas no tienen lo suficiente para vivir dignamente?
No son nuevos los imaginarios que señalan a los pobres (o a los judíos, o a los negros, o etc.) como responsables de la violencia y la inseguridad pública; lo nuevo es que actualmente se ven fortalecidos por la presencia de unos medios que establecen para cada acontecimiento una sola verdad, un solo ángulo de interpretación, sacando la historia y fomentando la lectura inmediata, simplificada y estereotipada de los acontecimientos.
El delito y la protesta pública son generados por el mismo sistema. El mismo que fabrica villas, niños desnutridos, adultos sin trabajo, niños con trabajo, y tanto más. Ocultar esto es parte del mismo sistema. Parte de la estrategia para seguir funcionando. Y la causa de que nunca lo superemos.
Los audios son gentileza de Radialistas.
Bibliografía: Marcelo Pereyra. "La criminalización mediática. Dispositivos de exclusión simbólica en las noticias". UBA: encrucijadas Nº 35. Buenos Aires. 2005.
"Es frecuente que tribus, naciones y religiones consigan fortalecer
su sentido de identidad colectiva teniendo enemigos
¿Qué sería del "creyente" sin el "infiel"?
Eckart Tolle
su sentido de identidad colectiva teniendo enemigos
¿Qué sería del "creyente" sin el "infiel"?
Eckart Tolle
En la película Escritores de la Libertad veíamos la misma realidad, en otra parte. Un hombre que es golpeado por cuatro policías. Alguien filma todo. Los policías son juzgados y liberados como inocentes. El hombre brutalmente golpeado era "solo un negro". Los policías: blancos.
Hoy en Arizona se ha promulgado la ley de inmigración, y son muchas las personas que están trabajando para que sea completada y se pueda detener a una persona en la calle solo por tener cara de "inmigrante" (¿?).
En EE.UU. se han construidos enormes muros en las fronteras. Grandes carteles cuelgan de ellos con la inscripción "Stay away. Stay alive" (mantente lejos, mantente vivo). Más de lo mismo. Más de miedo y odio a los que no son como yo, a esos a los que puedo echarle la culpa de todos mis males y desaparecerlos junto con ellos. Como lo fueron los judíos para los nazis, los subersivos para los dictadores... como los pobres para la clase media y alta de nuestro país.
En Argentina
En la Argentina neoliberal, la pobreza es algo más que una situación individual, familiar o microsocial: tiene una dimensión pública en tanto que es objeto de acciones, discursos y políticas. No cabe duda de que en los años recientes las consecuencias del capitalismo neoliberal sobre las clases populares –desempleo, pobreza e indigencia, desnutrición infantil y otros problemas sanitarios- adquirieron dimensiones inéditas, mientras que las clases dominantes se vieron favorecidas por una creciente concentración del ingreso. Por lo tanto, se extremaron las distancias sociales.
Paralelamente al proceso de empobrecimiento brevemente mencionado, y tal vez como factor interviniente del mismo, los sectores sociales más castigados viven un proceso de “culpabilización”: el delito, la inseguridad, la violencia, son presentados por los medios como un constituyente habitual de la vida cotidiana, no asociados con la peligrosidad de ciertos individuos sino con la de determinados grupos sociales, "los pobres", a quienes se señala directa o indirectamente como principales y solitarios responsables del aumento de la inseguridad urbana. Esto no implica negar que pueden cometer delitos, sino puntualizar que raramente aparecen representados en otra condición que no sea la de victimarios (si una persona pobre aparece en los medios, la mayoría de las veces será en la sección "policiales" y con la "inseguridad" por tema) lo que no ocurre con las otras clases sociales. De esta manera, los medios han moldeado un estereotipo del delincuente que funciona como marco de referencia para interpretar tanto el hecho delictivo como la noticia que de él se construye.
No sólo son culpables de su pobreza, sino también de quejarse por ella y por sus derechos ignorados.
El término "piqueteros" para designarlos cuando reclaman adquirió un significado fuertemente negativo y asociado al delito. La utilización de pañuelos en la cara por varios de ellos, para evitar ser identificados en las filmaciones policiales, fue una de las excusas para su criminalización. Estas muchedumbres son presentadas por los medios como una horda peligrosa que sitia la ciudad, que invade un territorio que no le pertenece. El acontecimiento de una protesta se construye, de esta manera, a partir de sus efectos y no desde sus causas: el hambre, el desempleo, el frío... Los desocupados-piqueteros son incluidos en las agendas periodísticas solo como provocadores del caos en el tránsito urbano, figura que tiene un doble significado: demoniza al manifestante y sobredimensiona el supuesto perjuicio provocado por la protesta.
Refuerzan así el discurso de la exclusión, reactivan imaginarios discriminatorios, personifican la amenaza y generan miedos y ocultan el debate de fondo: ¿Cuáles son los ladrones de sumas millonarias que dejan un país de enormes riquezas en las más grande de las miserias, donde millones de personas no tienen lo suficiente para vivir dignamente?
No son nuevos los imaginarios que señalan a los pobres (o a los judíos, o a los negros, o etc.) como responsables de la violencia y la inseguridad pública; lo nuevo es que actualmente se ven fortalecidos por la presencia de unos medios que establecen para cada acontecimiento una sola verdad, un solo ángulo de interpretación, sacando la historia y fomentando la lectura inmediata, simplificada y estereotipada de los acontecimientos.
El delito y la protesta pública son generados por el mismo sistema. El mismo que fabrica villas, niños desnutridos, adultos sin trabajo, niños con trabajo, y tanto más. Ocultar esto es parte del mismo sistema. Parte de la estrategia para seguir funcionando. Y la causa de que nunca lo superemos.
Lo único malo de Mafalda es que sus denuncias sigan vigentes
Los audios son gentileza de Radialistas.
Bibliografía: Marcelo Pereyra. "La criminalización mediática. Dispositivos de exclusión simbólica en las noticias". UBA: encrucijadas Nº 35. Buenos Aires. 2005.

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